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BIENVENIDOS




DESDE MI BUS...CADOR DE GENTES


  1. Ahí estoy como cada día dándole al rosco. Parapetado tras mi fachada de autocontrol, observando como los que me rodean se revisten de autosuficiencia. 4.600.000 parados, recortes en sueldos, pensiones, prejubilaciones...¿qué será lo siguiente? y nosotros con esa falsa apariencia de seguridad. ¡Qué falsos somos! pienso o ¿que estúpidos? Tal vez los políticos sepan mejor que nosotros mismos nuestra carencia de espíritu de lucha provocado por nuestro aburguesamiento prolongado causado por el estado de bienestar en que vivimos. Tenemos DVD, TDT, ADSL, 3G, I-POD, LCD, LEDS siglas, tenemos siglas que nos proporcionan bienestar y eso nos basta. Así continuaremos sometidos al poder del capitalismo por tiempo indefinido. Cuando pueda haber un síntoma de rebelión nos harán llegar el I-PAD. Estad preparados y dejemos la lucha para más adelante. Primero disfrutemos de una nueva sigla. Observo a la gente y no la veo por la labor de una revolución. ¿Cual será la siguiente sigla que provocará que continuemos callando? No importa mientras yo tenga mi colección particular de siglas esperándome en casa. Sigo en mi bus..cador de gentes a ver si encuentro a alguien que despierte mi lado revolucionario. Dificil búsqueda.

  2. Desconozco su nombre. Solo sé que tiene 95 años y vive en una residencia de Sant Gervasi. Sube en la calle Balmes, siempre con traje, corbata y bastón y se baja en tres paradas. Va a su casa, la casa en la que vivía con su esposa antes de que ella falleciese hace dos años. Él necesita hablar y yo le concedo ese privilegio durante tres paradas. Me rompe el corazón cuando me explica que llega a su casa y pone los discos con la música que le gustaba a su mujer. Recoje el correo, atiende el contestador del teléfono y se sienta en el sofá un rato a escuchar esa música, recordando los buenos momentos que vivió con su esposa. Siempre que la menciona lo hace con tristeza y sus ojos se humedecen. Yo le intento animar con chistes y bromas sobre su edad y a él le gusta. Cuando se baja se despide con saludo militar y siempre sonriendo. Llevaba días sin verlo y de repente le ví en la puerta de una papelería cercana a la parada, él pareció no darse cuenta que era yo. Le pité y me reconoció. Subió y al preguntarle sobre su ausencia me informó que le habían colocado un marcapasos y que por eso no venía. "Iba a entrar en la papelería a echar una primitiva" me dice "pero al verte a tí ya me ha tocado el gordo". Ahora es a mi a quien se me humedecen los ojos. Que cosas tan maravillosas hace decir la soledad.